Descubre los hábitos de limpieza que nos hacen trabajar más al ordenar nuestra casa y así podrás desprenderte de ellos y conseguir optimizar las tareas
Una casa más limpia y ordenada es la meta de todos los que la habitan. Nos esforzamos en encontrar métodos que nos ayuden a organizarnos, sistemas sencillos que nos den algunas pautas que puedan hacer la tarea más llevadera e, incluso, divertida. Sin embargo, no conseguiremos nuestros objetivos nunca si no tenemos en cuenta esos pequeños errores que cometemos sin querer, esos hábitos que, sin darnos cuentan, hacen que la tarea sea más compleja.
Conocerlos es el primer paso para dejar de cometerlos y así lograr que nuestro hogar esté ordenado, una forma sencilla de ayudarnos a mejorar la relación con nuestra casa, rebajando nuestros niveles de estrés y logrando que nos sintamos felices en ella. Sencillos de detectar, de reconocer y de evitar, para poder tener una casa resplandeciente en menos tiempo y de la forma más eficiente.
1. Limpiar sin orden
Para optimizar la limpieza, lo mejor es establecer un plan y seguirlo, ordenar primero la casa y después limpiarla, pero hacerlo bien para evitar manchar unas cosas al limpiar otras. Por ejemplo, si empezamos limpiando el suelo, volverá a ensuciarse al limpiar el polvo de los muebles, por eso lo mejor es comenzar por las zonas más cercanas al techo e ir bajando. En cuanto a la casa, lo mejor es comenzar por la cocina y los baños, que llevan más tiempo, seguir con las habitaciones y zonas de descanso y finalizar con pasillos, zona de lavandería o recibidor.
2. No leer las instrucciones
Estamos acostumbrados a hacer las cosas de una determinada manera, pero ¿alguna vez te has parado a pensar si es la correcta? Por ejemplo, en el caso de los desinfectantes, tendemos a echarlo y limpiarlo inmediatamente después; sin embargo, hay que dejarlo actuar unos minutos para que haga efecto. También tendemos a sobrecargar de producto, por ejemplo, cuando uses un limpiacristales, es mejor aplicarlo sobre el paño que sobre el espejo, así será más sencillo retirarlo.
3. No limpiar los útiles de limpieza
Cambiar con cierta frecuencia los estropajos que usamos para limpiar puede ayudarnos a que la tarea sea más sencilla y también más higiénica. Sin embargo, no es lo único a lo que debemos prestar atención, conviene lavar los paños con frecuencia, pero también limpiar el resto de herramientas que usamos en las tareas domésticas, como los cubos, las fregonas, las escobas o la escobilla del baño. Incluso la lavadora agradecerá que la limpiemos cuando corresponda.
4. Ignoras los pequeños desastres
Limpiar no suele ser la tarea preferida de casi nadie, por eso no es raro que queramos aplazar las pequeñas cosas, dejándolas para más adelante. Las migas en la encimera, una mancha de café sobre la mesa, el correo acumulado… son pequeños detalles sin importancia que poco a poco la van cobrando y que sería más sencillo solucionar en el momento. Algunos, además, con el tiempo son más costosos de solucionar.
5. ¿Usas el mismo trapo para todo el baño?
Si eres de esas personas que usan la misma bayeta para todo el baño, igual te apetece cambiar este hábito y comenzar a usar varias. No es recomendable usar la misma para limpiar los inodoros o para la zona del lavabo y la ducha, usando diferentes evitarás llevar gérmenes de un lado a otro.
6. Apilas las toallas húmedas
Aunque sean para lavar, conviene dejar que las toallas se sequen por completo antes de colocarlas en el cesto de la ropa sucia. Al hacerlo de esta manera podremos estar produciendo olor a humedad en el resto de la ropa e incluso favoreciendo la proliferación de moho y bacterias. También es recomendable dejar que se seque tras el uso tendiéndola extendida, y mejor si es al aire libre.
7. Usas demasiado jabón en la lavadora
Esto está muy relacionado con otro de los puntos anteriores, el de no leer las instrucciones. Cuando añadimos más cantidad de la que es necesaria para el lavado de la ropa no solo estamos desperdiciando detergente, gastándolo más rápido y teniendo que comprar de nuevo con mayor frecuencia, también podemos estar provocando que queden restos de jabón en la ropa y no quede completamente limpia.
8. Olvidas detalles sin limpiar
Hay elementos que forman parte de la casa y en los que no reparamos. Sin embargo, algunos de ellos los usamos de forma frecuente, lo que hace que olvidarlos sea un error a evitar, esto es lo que sucede con los interruptores de las habitaciones, los zócalos, los pomos y tiradores de las puertas o los grifos de cocinas y baños. Estos últimos tendríamos que limpiarlos con una frecuencia mayor, porque acumulan bacterias.
9. Zapatos de la calle en casa
Aprovecha la zona de recibidor para poner un pequeño banco donde poder descalzarte nada más entrar y cambiar los zapatos de caminar por la calle por unas confortables zapatillas de estar en casa. De esta forma no solo estarás más cómoda, también evitarás extender por tu casa la suciedad que han ido recogiendo durante el día. Te ahorrarás mucho que limpiar.
10. ¿Dejas la cama sin hacer?
Un pequeño gesto que apenas te lleva unos minutos y que cambia por completo la estética de la habitación. Solo con estirar las sábanas, colocar la colcha y poner los cojines en su sitio, la estancia se verá recogida al instante; además si escoges bien, puede ser mucho más sencillo. Aprovecha los meses de frío para colocar una cómoda funda nórdica, el tiempo que tardas en tenerlo todo en su sitio es nimio.
11. Dejar tareas a medias
Igual que en otros aspectos de la vida, terminar lo que empezamos es la mejor forma de hacerlo. En ocasiones nos da pereza, pero hacer descansos para mirar el móvil o hacer otra cosa hará que la tarea nos lleve mucho más tiempo del que parecía en un primer momento, lo que la convierte en más tediosa.
12. Dejar la ropa en el tendedero
Igual que no conviene dejar pasar demasiado tiempo antes de tender la ropa una vez que ya está limpia, tampoco conviene retrasar el momento de recogerla. Podría parecer algo absurdo, pero, en el caso de tener un tendedero de interior, este va a ser un constante recordatorio de que tenemos una tarea pendiente, además de un obstáculo en casa. Eso sin contar con que corres el riesgo de que coja polvo o se ensucie otra vez. Guarda la ropa una vez limpia para poder sentir que finalizas la tarea.
13. Guardarlo todo junto
Tendemos a tener un cajón en el que dejamos todas las cosas que no sabemos bien donde colocar, pero si dejamos en el mismo sitio cosas que usamos con cierta frecuencia con otras que nos estorban, acabaremos por no encontrar nada. Lo mejor es deshacernos de las que no usamos e incluso consideramos trastos, pero si eres incapaz de hacerlo, mejor coloca las cosas prácticas en otro lado.
14. Descuidar el microondas y la nevera
El microondas es uno de los grandes olvidados y lo ideal sería limpiarlo después de cada uso, para evitar que la posible suciedad se quede incrustada y quitarla nos cueste más esfuerzo. La nevera es otro de los puntos ‘calientes’ de la cocina porque, aunque habitualmente limpiemos lo que se ve, no es raro olvidar otras zonas donde se tiende a acumular suciedad, dando lugar a olores más fuertes, como la zona de ventilación.
15. Todo el mismo día
Limpiar no es una tarea agradable, por eso el día que nos ponemos a ello queremos quitárnoslo todo de encima. Es mejor poner en práctica pequeños trucos diarios de limpieza para evitar que la casa se convierta en un desastre y que el esfuerzo sea mayor. Si aprendemos a organizarnos, limpiamos al día, compartimos las tareas y, sobre todo evitamos desordenar, podremos hacer el proceso mucho más llevadero y ligero. Ahora que ya conoces los errores más comunes de orden, está en tu mano evitarlos.