Las moquetas y tapices ayudan tanto a caldear habitaciones durante el invierno como a dotarlas de color y confortabilidad
Muchas personas escogen alfombras de todo tipo de formas y tamaños para completar la decoración de su hogar. Sin embargo, estos elementos absorben mucha más suciedad de la que pensamos. Además de una capa más visible de polvo, migas u otras sustancias que hayan podido caer por descuido, entre las hebras se acumulan cientos de ácaros y bacterias. Te damos varios consejos para higienizarlas y que puedas apoyar tranquilamente los pies descalzos y despreocuparte cuando se tumben en ella niños pequeños y mascotas.
Cómo cuidar las alfombras
Recuerda siempre tomar algunas precauciones para que no se vaya acumulando la porquería, como aspirar frecuentemente la alfombra o tratar de no pisarla con calzado que hayamos utilizado en la calle. Además, cuando las guardemos hasta la siguiente temporada conviene cuidar que no se formen pliegues que puedan quedar marcados tras el paso del tiempo, o que estén herméticamente selladas en su funda para que no penetren en ellas ni humedad, ni malos olores, ni polillas.
Consejos para limpiar tu alfombra
Lo más importante antes de empezar es averiguar de qué material está compuesta nuestra alfombra. Puede que los fabricantes hayan anotado indicaciones en la etiqueta o en la funda sobre cómo cuidar ese tejido en específico. Algunas pueden lavarse de forma casera, otras únicamente en seco y algunas requieren un tratamiento en la tintorería para evitar que se estropeen los colores o la textura. Hay diferentes técnicas caseras que te contamos a continuación, pero por supuesto siempre se puede comprar un producto específico de limpieza de alfombras o acudir a un servicio profesional. Por otra parte, también se recomienda probar la técnica escogida en una zona pequeña y poco visible antes de esparcir cualquier producto sobre toda la superficie.
Cómo quitar manchas de una alfombra
Lo más conveniente si se ha derramado un líquido es tratar de absorberlo lo más rápido posible con un paño de microfibra o con papel de cocina. Se deben propinar toquecitos suaves, para que no se extienda la mancha. Después, se pueden frotar con una mezcla de agua y sal o con agua y jabón neutro. Ante salpicaduras de grasa resulta efectivo el talco, ya que absorberá gran parte de la mancha.
Después de aplicar cualquiera de estos ingredientes, para restregar la mancha son apropiados o un cepillo de dientes si la mancha es pequeña, o cepillos de limpieza de un tamaño mayor si es más amplia, aunque siempre hay que evitar las cerdas más rígidas que pueden dañar el tejido. Es importante advertir que ni siquiera estos productos poco agresivos pueden utilizarse con todo tipo de telas, por ejemplo, ante las alfombras persas están contraindicados por su delicadeza y precisan de cuidados más específicos.
Cómo limpiar alfombras de lana, algodón o pelo
Para limpiar alfombras de lana o de algodón, se puede emplear agua fría y jabón neutro. El agua muy caliente puede fijar la suciedad, por ello es importante esta temperatura fría. Es conveniente asimismo que no contenga alcohol ni perfumes, que podrían dañar la tela. Si son de pelo largo, se deben sacudir en el exterior para extraerles el polvo agitándolas con fuerza o mediante golpes con una vara. Una vez eliminada esta capa superficial, se pueden desinfectar aplicando una mezcla de vinagre blanco y agua o bicarbonato (hay que tener cuidado, el vinagre no vale para todo tipo de limpieza). Tanto con el primer método como con el segundo, debemos esperar varias horas tras aplicar estas sustancias sobre la alfombra y después la retiraremos con cuidado mediante una aspiradora. En este caso, si es de pelo se desaconseja el uso de la aspiradora, puesto que podría arrancar las fibras que componen la alfombra.
Otros métodos son el uso de agua con detergente y limón, o rociar con un líquido que combine amoníaco y agua templada, para después frotar con cuidado. Además, si quieres probar una técnica más creativa (o tienes más a mano estos productos), puedes leer cómo limpiar tu alfombra con amoníaco y zumo de pepino.